Hace unos días que estoy sometiendo a estos auriculares a un exhaustivo tratamiento de audición.
Después de la buena experiencia con los Pro2900, he decidido dar un salto en calidad dentro de la marca y estos, que cuestan más del doble que los Pro2900, han sido los elegidos. Un modelo recién salido del horno de Ultrasone y que se ha puesto a la venta a partir de los últimos días de diciembre pasado.
Equipo: Los estoy probando con un amplificador
Burson HA-160, más el
Rega DAC y de transporte un
Atoll CD80, cableado con
QED Signature Audio S en la parte analógica y
QED Qunex 75 Signature en la parte digital.
Reconocimiento: Me confieso un seguidor del estilo de sonido de Ultrasone. Lo del sistema S-Logic que no os asuste y creais que es una forma artificial de modificar la reproducción de los sonidos. Aunque ellos mismos dicen que la escena sonora la tienes delante y no dentro o encima de la cabeza, lo cierto es que no hay gran diferencia con otras marcas. Pero sí que tiene unas características especiales que diferencian a Ultrasone. Para mi, diria que son "adictivos", después de estar un par de días oyendo música con ellos, me cuesta volver a coger el gusto a los 800 o a los 702, éstos me parecen "sosos", no se si me explico (azelais seguro que lo entiende). Hasta que no me pasa el efecto "ultrasónico" no vuelvo a disfrutar con los otros.
Primera impresión física: Reconozco que nunca he tenido unos auriculares a los que definir con esta palabra: profesionales. Tienen un toque profesional indudable, casi totalmente negros, sin detalles ni adornos para la galería (solamente el anagrama de S-Logic y las placas con el logo y el modelo en un cristal de seguridad resistente finamente pulido, resaltan del negro dominante). Rezuman calidad: arco forrado en piel de oveja, lo mismo que las almohadillas también de piel de oveja (de Etiopía, para más señas), muy suaves y que una vez puestos aislan perfectamente de los ruidos del exterior. Los drivers no son muy grandes (40mm), pero cubren bien las orejas a no ser que seas un jumbito.
El cable es desmontable y correcto sin más (a este nivel se podrían haber esmerado un poco más), tiene conector Neutrik (lo mismo que el cable de 1,5m y jack de 3,5mm en forma de L) y se conecta a los auriculares por medio de un jack 3,5mm con un giro de 90 grados para anclarlo. Esto me parece otra vuelta de tuerca de Ultrasone, pues los Pro2900 se conectaban también con el mismo jack, pero con rosca.
Lo verdaderamente importante: Lo primero que me llamó la atención ha sido la potencia con la que escuchaba la música. De los 24 pasos que tiene el pote del Burson, ya en el 1 o lo más en el 2 se escuchaba perfectamente. Cuando con el 800 o el 702 lo habitual era ir al desde el 3 al 6, para una escucha normal. Esto me hizo pensar casi inmediatamente que irían de perlas con el audio portátil (el iPod en mi caso), lo que posteriormente confirmé: nunca había escuchado la música del iPod con tanta potencia (y tanta calidad también), superando a los Grado 325 que eran mi referencia en esta faceta.
La escena sonora me pareció más contenida que en el Pro2900. Y yo que soy akagista y por lo tanto de "espacios abiertos" me llevé una pequeña desilusión. Supongo que esta característica tiene más sinergia con los auriculares abiertos, pero no estoy seguro de ello, es una apreciación personal. Sin embargo al poco tiempo me habitúo y la escucha se torna natural y con un nivel de detalle muy elevado. Excepcionales en la reproducción de música de jazz de pequeñas formaciones, sobretodo tríos o cuartetos.
Los agudos están perfectamente delineados, son cristalinos y muy definidos. Es una característica muy importante para mí, y en este aspecto no me han defraudado.
Los medios son muy precisos, detallistas y naturales.
Y, ¡hay!, los graves son mi perdición. Nunca he escuchado unos graves como los de Ultrasone. Yo que soy un fanático de los percusionistas y sobre todo de los bajistas (tanto acústicos como eléctricos) y de la música electrónica (downtempo, ambient, drum-bass, etc.), disfruto como nunca lo he hecho con otros auriculares. Realmente fantásticos. Con cuerpo, pero controlados y sin emborronar la escena.
En resumen, son unos auriculares de estilo muy profesional, potentes, polivalentes, muy dúctiles con o sin amplificación, con mucha calidad tanto estética como sonora, y creo que tienen que ir perfectos en los estudios de grabación. El precio un tanto elevado, aunque está visto que la calidad se paga.
Saludos.