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¿Comprar lo mejor de entrada o ir de menos a más?

Iniciado por Quimi, Septiembre 11, 2010, 22:06:28

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azelais

Cómo decía, el objetivo es logarar la máxima satisacción.
Sí, de entrada, compró unos D7000 o unos PS1, y no me convencen; sigo estando insatisfecho; no he comprado lo "más bueno", sino lo más alto de gama.
Cuando digo que ir hacia atrás no tiene sentido para mi es porque sí, con lo que has conseguido encuentras la plena, o casi plena satisfacción, no tiene sentido intentar ir "a menos", a menos satisfacción quiero decir.
En mi caso, con mis actuales Edition 9 he logardo unso auriculares que me satisfacen plenamente, o casi. Para mi, comprarme unos, por ejemplo, PS1, sería ir hacia atrás, porque me satisafacen menos. No porque sean menos bueno. Siguiendo con el ejemplo, he podido probar muchos auriculares, algunos mas caros que mis Edition 9, pero no los cambiaría por ninguno de ellos; bueno, por uno de ellos posiblemente sí. Incluso estos por los que sí los cambiaría tampoco son los más caros pero si los que más me satisfacen.

Saludos

Vedder

debate muy interesante, la verdad. Imagino que como todo en la vida, cada persona tiene una experiencia distinta al respecto.
En mi caso y según veo yo el mundo del hi-fi, lo interesante es comprarte el mejor equipo que te puedas permitir, ya que esto, casi al 100 % te va a dar un nivel de calidad cuanto menos elevado para escuchar música, que es al fin y al cabo de lo que se trata; otra cosa es si podias haber invertido mejor el dinero en otro equipo incluso mas barato con mejores prestaciones.
Una vez hecho esto, y según las posibilidades personales de cada uno, entra esa "curiosidad" por conocer cosas nuevas, si te lo puedes permitir como hobby, estupendo, siempre que sea de una forma sana (se lee cada cosa en algún foro que desde luego no es "sana").

A modo de ejemplo, mi primer equipo serio de auriculares fueron los RS1 y el mapleetree; luego como "curiosidad" me pude permitir comprarme unos D7000; pues bien, a dia de hoy mi primer equipo es el que me hace feliz y me acompaña mas tiempo en mis escuchas, si mas adelante puedo permitirme probar otras cosas (seguramente mejores), pues lo haré, pero siempre iendo muy a lo seguro, ya que disponiendo de un buen equipo, prefiero invertir en el fin de todo esto, en discos.


hitoridekimasu

Lo de la fotografía puede parecer análogo pero no lo es. En la fotografía es sota, caballo, rey. Sota, el mejor cuerpo, por supuesto, full-frame y con muy poco ruido en sensibilidades altas. Caballo, las mejores y mas sencillas ópticas. Rey, el arte del fotógrafo, que es lo mas importante. Pero sin una buena óptica y si un buen cuerpo, no hay arte que valga.

El audio es mucho mas complejo. Por lo menos en cuanto a la compra de equipos. Solo puedes tener una idea de lo que quieres con la experiencia, la experiencia verdadera, la de tener en casa los cacharros durante un tiempo. A mi las pruebas ciegas solo me valen para saber lo que es A y lo que es B, pero hay muchos tipos de A y muchos tipos de B y solo sabes cual te gusta cuando convives con ello.

No creo que haya nadie capaz de comprar su equipo definitivo a la primera, por mucho que se gaste. A no ser que la excelencia en la reproducción se la traiga al pairo.

blogoblo

Cita de: hitoridekimasu
Pero sin una buena óptica y si un buen cuerpo, no hay arte que valga.

¡Cómo que no!  ¿Desde cuando?  :o

El arte lo pone completamente el fotógrafo, con su mirada, con su sensibilidad, con su encuadre. Igual que en el audio es la música el arte y el músico el artista.

La cámara y la lente, como los instrumentos y las fuentes, DAC y amplis sólo son herramientas, no pueden crear nada por si mismas, no crean arte ni crean nada. The Doors es puro arte, suene en el equipo que suene.  ;)

Homer

El problema de ir "al grano" es que, como decís, no tienes la experiencia para saber qué quieres. A buen seguro que comprando bueno quedas satisfecho... hasta que te das cuenta de que "quizá" no es lo que pretendías. Pero ¿cómo saber qué es lo que se quiere? pues evolucionando. Si ya "naces evolucionado" no puedes saber qué es lo que le falta a aquello para conseguir lo que pretendes conseguir. Y como también apuntáis, ya estamos en la cumbre, por lo que un mísero cambio puede que lo ahorrado al no invertir en el camino se nos vaya todo de golpe.

Además ¿dónde queda la diversión? ¿o los aquí presentes no disfrutan recorriendo el camino?

¿Y los que ya creen haber llegado a la cumbre, o de verdad lo están? ¿dejan de probar quizá? ¿o siguen recorriendo un camino, otro camino?

Yo cada día lo tengo más claro: la meta es la música, éso es obvio; pero la meta sólo dura el tiempo que tardamos en cruzarla. Lo divertido es la carrera, porque durante la misma puedes ir consiguiendo tus propias metas volantes.

ANALOGUEBUBBLEBATH

Esta claro que lo importante es encontrar lo que realmente quieres. Mi caso es que empece en este foro desde Macuarium por el post ¨auriculares economicos recomendados (BBoing!)¨alla por 2006, porque queria mejorar el sonido de mi Ipod. Eso lo consegui tras un gasto importante haciendome primero con unos Apple in-ear, Sony MDR-EX71SL,  Etymotic ER6I, Shure 530SE y finalmente Westone 3, con un ampli portatil. Despues de seguir el foro también empece por el equipo estacionario, tenia unos Sennheiser HD202 al que siguieron los Senheiser HD 25 SP, Sennheiser HD 25 II, Sennheiser HD 595, AKG K702 y amplificador. Ahi no acaba la cosa, ya que también estan los especificos para cada tipo de musica. En mi caso buscaba unos auriculares pasadisimos de bajos, de esos que te vibra hasta la mandibula, y eso quedo cubierto con los terminators de headphile. Recientemente compre unos Sony MDR-V700DJ  a Thomann para conpensar un poco los 20 euros de un pedido que iba ha hacer.
A lo que quiero llegar es que durante todo este proceso lo que he aprendido es que si hubiera comprado los Westone y los K702 desde el principio los habria disfrutado mas tiempo y gastado bastante menos dinero. Lo positivo es que tengo mis exigencias cubiertas, pero quiero seguir mejorando, por eso voy en busca de unos R-10 (practicamente imposible) y no me importaria unos Ultrasone edition 9 ó 10, Beyer Tesla, HD 800 o incluso algún Grado GS o PS 1000. Tambien me interesan los auriculares con buen aislamiento.

Tiberiuz

Cita de: ANALOGUEBUBBLEBATH en Septiembre 17, 2010, 16:48:45
A lo que quiero llegar es que durante todo este proceso lo que he aprendido es que si hubiera comprado los Westone y los K702 desde el principio los habria disfrutado mas tiempo y gastado bastante menos dinero.

Ahhh... amigo. Tan duro y real como la vida misma!! De "errores" se aprende!!

-"Si no hubiera hecho aquello"....
-"Si huebira dicho eso otro..."
-"Si hubiera cojido aquel trabajo"
-"Si hubiera puesto estos números en la Primitiva" jajajajaja

ANALOGUEBUBBLEBATH

Pues asi es. Todavia me acuerdo cuando estaba valorando la compra los Sony MDR-EX71SL que costaban la friolera de 41 euros y me parecia demasiado XD. Las compras de los Westone y Terminators, aunque suponian un desembolso de mas de 300 euros por cada uno merecieron mucho la pena, aunque el ratio calidad de sonido / precio en esto del HI-FI es un poco excesiva la verdad. Me refiero que unos Beyerdynamic T1 de 890 Euros suenan mejor que los K702 de 350, pero a mi parecer la diferenca en cuanto a lo monetario es excesiva si no eres un audiofilo con el oido muy desarrollado y tengas un equipo excelente además de, por lo menos 2-3 horas diarias para escuchar musica o te dediques a la producción musical de alta calidad, en cuyo caso tienes la necesidad de trabajar con lo mejor. Para mi que tengo un equipo digamos medio, no soy extremadamente exigente con el sonido y le dedico a la musica 5 - 6 horas diarias de media porque me encanta, gastarme 500 euros en un auricular no me duele demasiado.
Lo que mas me hace gracia es que tengo un compañero que cuando le dije que me habia gastado mas de 1800 euros entre auriculares y demas me miraba como si estuviese loco, y yo, cuando se gasto 42.000 en un Audi A4 pense que se habia caido de un almendro. Saludos

rocoa

CitarEl problema de ir "al grano" es que, como decís, no tienes la experiencia para saber qué quieres. A buen seguro que comprando bueno quedas satisfecho... hasta que te das cuenta de que "quizá" no es lo que pretendías. Pero ¿cómo saber qué es lo que se quiere? pues evolucionando. Si ya "naces evolucionado" no puedes saber qué es lo que le falta a aquello para conseguir lo que pretendes conseguir. Y como también apuntáis, ya estamos en la cumbre, por lo que un mísero cambio puede que lo ahorrado al no invertir en el camino se nos vaya todo de golpe.

Además ¿dónde queda la diversión? ¿o los aquí presentes no disfrutan recorriendo el camino?

¿Y los que ya creen haber llegado a la cumbre, o de verdad lo están? ¿dejan de probar quizá? ¿o siguen recorriendo un camino, otro camino?

Yo cada día lo tengo más claro: la meta es la música, éso es obvio; pero la meta sólo dura el tiempo que tardamos en cruzarla. Lo divertido es la carrera, porque durante la misma puedes ir consiguiendo tus propias metas volantes.

Eso mismo opina Eduardo Punset en su libro "El viaje a la Felicidad".
He estado releyéndolo hace poco (se "merienda" de una sentada en una tarde) y en el capítulo dos nos dice lo siguiente:

La felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad

Al darle de comer a mi perra Pastora, siempre ocurría algo que nunca acababa de entender. En cuanto me dirigía a la terraza a la hora de la comida para recoger su plato, Pastora iniciaba una danza alucinante fruto de la alegría y la felicidad que la embargaban súbitamente. No sólo movía la cola sin parar, sino que saltaba, literalmente, a mi alrededor, interponiéndose en el camino a la cocina donde guardaba los cereales. No servía de nada decirle, cariñosamente: «¡Cálmate, Pastorita, que no me dejas andar!». Cuando conseguía llegar a la cocina para sacar de la bolsa dos puñados de cereales con algo de jamón de York se tranquilizaba momentáneamente, contemplando la operación sentada junto a la puerta. Si para hacerla rabiar un poco tardaba más de la cuenta, soltaba un solo ladrido de advertencia.
En cuanto iniciaba, con el plato lleno en la mano, el camino de regreso a la terraza donde comía, recomenzaba el festival de saltos y vueltas a mi alrededor. Pero en cuanto yo depositaba el plato en el suelo se transformaba en otro animal: dejaba de saltar, casi pausadamente ponía el hocico en el plato para constatar que no me había olvidado el trozo de jamón entre tanto pienso; dejaba de mover la cola y, sorprendentemente, al margen de si terminaba o no su comida, había perdido la emoción que la invadía unos instantes antes. ¿Cómo era posible que le emocionara más la inminencia de la comida que la propia comida? El poco —o nulo— tiempo que dedicaba a degustar lo que tanto había ansiado acrecentaba mi inquietud. «Será por la pobreza de sus células gustativas, en comparación con las olfativas», me decía para explicarme el misterio.

Años después aprendí que en el hipotálamo de su cerebro y en el de los humanos está lo que los científicos llaman el circuito de la búsqueda. Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, sólo se enciende durante la búsqueda del alimento y no —al contrario de lo que cabría esperar— durante el propio acto de comer. En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad. Las imperfecciones del sistema de pronóstico afectivo a las que se refiere el profesor Daniel Gilbert, de la Universidad de Harvard, y los desfases entre la utopía y la realidad a los que se refiere el neurólogo Semir Zeki ya se encargan, posteriormente, de apagar el éxtasis del circuito de la búsqueda.

Se ha estimado, gracias a estudios recientes del ADN de los perros, que estos animales han convivido con los humanos desde hace unos cien mil años. Se trata de un período suficientemente prolongado, incluso desde la perspectiva del tiempo geológico, para que el homínido —provisto de un hipotálamo casi idéntico que el de su mejor amigo— hubiera podido extraer conclusiones útiles para su propia vida emocional, en lugar de seguir preguntándose, como ocurre ahora mismo, por qué la expectativa de un encuentro sexual o de un nuevo trabajo muy deseado supera con creces la felicidad del propio acontecimiento. En todo caso, no parece arriesgado sugerir que las personas condicionadas por el refrán popular de «aquí te pillo y aquí te mato» pierden gran parte de la felicidad, que mora en el circuito de la búsqueda. En suma, la felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad.


Saludos