Buena acogida del concierto de Dvorak. Me alegro mucho.

De Du pré tengo el concierto de Elgar y posee una emoción desbordante, desde luego. No conozco en qué momento de sus problemas de salud le cogió, pero no me extrañaría que hubiese historia detrás de ella. En el de Dvorak no la he oído.
Yo sigo transitando por el programa de mi concierto del día 24 con la segunda parte: la sinfonía nº 7 del mismo autor. Una música estupenda, muy musculada, por momentos con golpes de timbal beethovenianos (no me matéis, son sensaciones, jaja). Pero sin prescindir del melodismo que le caracteriza. Excelentes las intervenciones del viento madera y la cuerda en general, -suena ahora segundo movimiento-, aunque nunca se olvida de la tensión que ofrecen las intervenciones de los metales.
Estoy escuchando una versión particular. 1993, Carlo Maria Giulini dirige una orquesta que, en principio no se le asocia, el Concertgebouw. Pero la dirigió en bastantes ocasiones. Es un director por el que siento una especial predilección. Me parece siempre de un equilibrio y una verdad musical muy acertadas. Además pude verle pocos meses antes de morir dirigir una primera de Brahms (qué música, una especialidad de la casa), que no olvidaré nunca.
La orquesta, que es magnífica, empieza un poco fría con unos metales a los que se les escapan unas primeras notas algo "raras" nada más empezar, jaja. De verdad, no sé qué pasa con los trompas del mundo. Debe ser un instrumento dificilísimo de tocar. Lo voy comprobando en los directos a los que asisto. A pesar de eso escuché al Giardino armónico con unas trompas naturales que pitaban más y mejor que muchos con instrumentos modernos. Bueno, que me voy del tema, en cualquier caso, una interpretación estupenda, aunque fuera de las habituales.
Un saludo