Voy a comenzar señalando que ésta ha sido mi primera reunión y el balance es extraordinariamente positivo. En primer lugar, porque gracias a infinidad de detalles de todos los asistentes me sentí como uno más; en segundo lugar, porque me ha permitido una toma de contacto con infinidad de equipos que, de otra forma, estarían totalmente fuera de mi alcance.
Asistí a la reunión con tres objetivos principales:
1.- Conocer en persona a muchos de los habituales del foro (es fantástico poner cara a los nicks).
2.- Probar unos
Grado, a ser posible de gama alta.
3.- Probar amplificadores portátiles y echar un ojo al
Ipod Touch.
Como es evidente, encuentros de estas características permiten una primera aproximación a los equipos, de modo que las impresiones resultantes no se deben considerar análisis exhaustivos bajo ningún concepto; y, además, soy todo un neófito en la materia, pero bueno, éstas han sido mis impresiones personales:
Mi referencia principal son mis todoterreno
Sennheiser HD 600 (sobre los que ya abriré un hilo más adelante). Tras probarlos recableados debo reconocer que la diferencia entre el cable original y el alternativo se nota (puede parecer una obviedad, pero para los menos introducidos resulta sorprendente, creedme). Otro punto de especial interés para mí fue el poder compararlos con unos
Sennheiser HD 650 (recableados), y desde luego hay diferencias notables en el sonido. Quizás más precisión y mejora de graves a favor de los
HD 650, pero aún así no me atrevería a afirmar que sean netamente superiores. Eso sí, su perfil de sonido, versátil y detallista, es muy de mi agrado.
El primer duelo digno de mención fue el
Grado RS-1 vs
Grado GS 1000. El tema seleccionado fue “In the name of God”, del álbum “Diabolus in Musica” de Slayer (thrash metal). ¿Por qué? Duración (3:30), complejidad de estructura y estilo (incluyendo solos rápidos de guitarra).
Teniendo a los
RS-1 como máximo exponente del “sonido grado” salta a la vista (al oído, mejor dicho) que los
GS 1000 juegan en otra liga. Su perfil de sonido es totalmente diferente e imagino que para escuchar música clásica o jazz deben de ser una auténtica delicia: nivel de detalle soberbio (nitidez, brillantez, diferenciación de instrumentos, etc.), graves equilibrados y la combinación de espacialidad y amplitud de escenario más espectacular con la que me he topado jamás. Seguro que la forma de las almohadillas juega un papel muy importante al respecto. Por su parte, los
RS-1 cuentan con un nivel de agresividad y un sonido afilado que los hace casi imbatibles para el guitarreo. Bueno, matizo, eso es así con flats, ya que con bowls el sonido gana en espacialidad y detalle, pero pierde “mordiente”. Casi como contar dos audífonos en uno, lo cual es impresionante. Resumiendo: los
GS 1000 tienen un perfil analítico, mientras que los
RS-1 deberian arrasar con autoridad entre los “headbangers”.
Aclaración adicional: como usuario que valora mucho la presencia de la sección rítmica (bajo, batería) y la buena espacialidad... me temo que el “sonido Grado” no es, a priori, mi fuerte :

Una curiosidad adicional, que ya ha adelantado Rodaballo: los
Grado RS-1 de primera y segunda generación que probamos tienen un sonido distinto. La diferencia entre graves y agudos de unos y otros no deja lugar a dudas. ¿Cuáles suenan mejor? Depende para escuchar qué, como casi siempre, y me temo que es cuestión de gustos.
También cayeron en mis manos unos
AKG 701, a los que les tenía bastantes ganas. Los probé con algunos temas de Jill Tracy (dark cabaret) y de Irfan (folk). Admito que son unos auriculares espectaculares, capaces de diseccionar el sonido. Su capacidad analítica es abrumadora y estoy seguro de que pueden dejar en evidencia cualquier flaqueza de la grabación con total facilidad. Quizás puedan resultar fríos y distantes para escuchar algunas cosas, pero creo con una buena espacialidad y un nivel de detalle sublime son muy, muy interesantes, al menos desde mi punto de vista.
A título personal debo reconocer que el descubrimiento de la jornada fueron, para mí, los
Stax SR-303 de Rocoa, en combinación con el ampli
Stax SRM-313. Había visto alguna imagen de ellos con anterioridad (son fáciles de recordar, la verdad), pero no tenía ideas preconcebidas acerca de los productos de esta marca. Los probé con “Slave Labor” de Fear Factory (metal industrial), “One of these mornings” de Moby (electrónica), “Auto Rock” de Mogwai (post-rock), el corte “Kraken” extraído de la BSO de la segunda parte de Piratas del Caribe, compuesta por Hans Zimmer (clásica). Su sonido me ha parecido increíblemente atractivo y vivo; medios con protagonismo, espacialidad correcta, y equilibrio entre naturalidad y exactitud. Eso sí, no me resultaron especialmente cómodos, quizás su diadema no está pensada para cabezas pequeñas como la mía. Desde luego, considerando cómo me han impresionado los
SR-303... me pregunto cómo sonarán los nuevos
SR-007Mk2 
En cuanto al audio portátil, me temo que no voy a mojarme mucho, porque realmente hubiera necesitado más tiempo. De hecho, aunque el encuentro hubiera durado una semana creo que hubiera necesitado más tiempo

Lo primero que cayó en mis manos fue la combinación
Ipod Touch más
Corda Move. Desde luego el bicho de
Apple es bonito e intuitivo (como es habitual en todos los productos de la marca, por otra parte). Para el audio portátil me decanté por auriculares de gama baja, ya que son los que utilizo habitualmente fuera de casa:
Sennheiser CX 300, Sennheiser HD 200 y
AKG K 81 JD. Escuché el tema “Gore motel” de Bohren & Der Club of Gore (horror jazz) y “Holy war” Manowar (heavy metal), que llevaba mil años sin escuchar. Probé la salida de auriculares del Ipod Touch para compararla con la del ampli, y la diferencia de calidad es significativa.
Probé también mis
Creative Zen V Plus con un
Cmoy de Picodeloro (¿Evilfire?) y con un
Tomahawk. Tal y como le comenté a Picolodeloro
in situ, su ampli no tiene nada que envidiar al
Tomahawk, eso seguro. Y considerando la diferencia de precio... Picolodeloro, ¡a comercializar ya!

En general he echado de menos más potencia de amplificación en todos los amplis portátiles que he probado, aunque la diferencia en el brillo de la música sea notable. Suena mejor, sencillamente, aunque me resulta difícil concretar el porqué. En cualquier caso, sigo sin tener muy claro si compensa el sacrificio de portabilidad que implica llevar un ampli

... le daré más vueltas al asunto, no os preocupéis.
Se me ha quedado en el tintero probar la
EMU de Picolodeloro y quizás unos IEM... confío en tener oportunidad en el futuro. Tan sólo quiero dar las gracias una vez más a todos los presentes, ya que a nivel personal ha sido fantástico, y especialmente a Luisa y a Carlos como “anfitriones principales”, en el enclave siempre privilegiado que es Santiago de Compostela. Animo a cualquiera a que se apunte a la próxima... creo, con toda sinceridad, que merece la pena de veras.
Y ya sé que no he sido precisamente breve... recordad que ayer os avisé
