Enguera, muy interesante tu punto de vista. Creo que responde al gusto personal que has ido desarrollando a lo largo de los años, pero no deja de ser algo completamente cierto si tu interés se centra en la música clásica y demás estilos en los que la prioridad está en la naturalidad tímbrica o la recreación de la música en directo no amplificada. Desde esta perspectiva yo creo que sí podemos decir que la cosa ha “empeorado” de alguna forma porque quizás la importancia proporcional en el mercado de esta aplicación es quizás más pequeña que nunca.
Pero digo que encuentro muy interesante tu punto de vista porque también puedo ver el opuesto. Y ahí creo que la mejora ha sido sustancial. Personalmente me considero una persona de gustos eclécticos que escucha todo tipo de géneros. Pero mi pasión real por la música se desarrolló escuchando música rock amplificada en un garage, hablo de guitarra-bajo-batería atronando en una amplificación Marshall. Y escuchando con los amigos los clásicos del rock duro en equipos de finales de los setenta y principios de los ochenta. Hablo de un sonido visceral y enérgico en el que las dinámicas son más importantes que el timbre, sencillamente porque no existe un sonido “natural” de referencia, no en el mismo sentido. El músico crea su propio sonido a través de su estilo y las modificaciones que haga a su equipo.
En el sector audiófilo tradicional se suele valorar más la música clásica por considerarse un arte superior, más sofisticado. Con el paso de los años creo que esta concepción ya casi se ha abandonado, pero aún se mantiene de alguna forma entre los aficionados, valorando más en los equipos aquellas características que suelen favorecer a la música clásica (timbre, espacialidad, neutralidad, etc.)
Una cosa que la mayoría de aficionados tardamos mucho tiempo en aprender es a percibir o valorar las características del sonido de forma separada de nuestros gustos personales. O incluso de ciertos ideales “preconcebidos” que muchas veces ni siquiera coinciden realmente con nuestros gustos. Esto crea mucha insatisfacción entre los aficionados y es fuente habitual de “upgraditis”. Por eso muchos veteranos pensamos que es más importante el “camino interno”, el aprender sobre nuestros gustos y formarnos un criterio, mientras que probar inumerables equipos cada vez más caros es secundario. Es bonito y muy útil si te lo puedes permitir, pero lo más importante es trabajar sobre nosotros mismos. Esa metáfora del “nirvana” auditivo es más competente de lo que solemos pensar

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En fin, que ahora el que divaga soy yo. Este camino también deben andarlo los ingenieros y fabricantes, incluso desde un punto de vista de negocio. Decía que los estilos contemporáneos necesitan otras prioridades en el desarrollo técnico de los auriculares para rendir bien. Siempre menciono la “espacialidad” como una característica muy buscada por los amantes de la música clásica, en el afán de reproducir esa sensación espectacular de la sala de conciertos. Pero resulta que este espacio extra añadido por algunos auriculares suele ser negativo en la música rock, donde la referencia en directo es el “wall of sound” en el que el espacio y el eco son el enemigo. Lo mismo en el hip hop, donde el beat lo es todo, o en el pop actual, que suena hueco en equipos muy “espaciales”.
Y es que reproducir correctamente estilos más contemporáneos no es tan fácil como aplicar una curva en “V”. En el campo de los auriculares, que era un mercado bastante reducido hasta el auge del iPod y ahora smartphones, se ha tardado mucho tiempo en hacer las cosas bien. En el mercado de masas, se entiende.
Unos más que otros, los actuales fabricantes de auriculares saben perfectamente qué es lo que más escucha la gente y cómo lo escuchan. Hoy eso es más cierto que nunca, ya que las cifras no son lo que dicen las discográficas (números que nunca fueron ciertos), sino los servicios de streaming. Literalmente lo que reproducimos cuando damos a play en nuestros reproductores.
Por razones que no vienen al caso, hace poco tuve la oportunidad de charlar con un conocido ingeniero de sonido americano, una persona que ha trabajado en muchos discos conocidos. Me comentaba (no sé si con conocimiento interno del asunto) como este aprendizaje estaba siendo utilizado por Apple para modular la evolución de los auriculares de Beats y que eso se podía ver en las últimas generaciones de sus productos más exitosos. Al margen de la evolución técnica, los Beats Studio habían pasado de tener un perfil sólo apto para el hip hop (¿pensabais que el nombre de la marca era sólo marketing?) a tener un perfil más rockero porque las cifras de streaming están mostrando que el rock de siempre tiene muchos más oyentes de lo que marcaban las cifras de venta. ¿Recordáis esta noticia de hace unos años?
Spotify Just Discovered That Heavy Metal Is More Popular Than Pop MusicDespués de esta conversación por fin me decidí a probar muchos de estos auriculares de gran éxito de mercado, auriculares que normalmente no son considerados dentro del circuito audiófilo. Llevaba mucho tiempo dándole vueltas e incluso creo que alguno vez lo he comentado por aquí, pero daba pereza. ¿Para qué gastar tiempo y esfuerzo en probar auriculares que probablemente no me iban a gustar? A principios de año ya había estado probando alguna cosa tímidamente, pero ahora mismo me he puesto en serio. Por suerte hablamos de auriculares muy populares, así que no es difícil pedirlos prestados. Y lo que os digo, la mejora es generalizada. Eso unido a su conveniencia es lo que me lleva a decir que todos los aficionados “serios” deberíamos tener más interés en estos auriculares superventas. Seguir ignorándolos no tiene sentido, especialmente si nos interesan los auriculares más allá de su función como instrumentos de escucha musical.
Yo sigo considerando los Grado RS1 como una de las mejores referencias rockeras en auriculares. Joe Grado sabía lo que hacía. Actualmente incluso he pasado a usar los “Deluxe Flats”, unas almohadillas que recrean los “pads tratados” que Joe solía vender en ferias a precio de oro y que nunca fueron integrados en la línea de producción regular. Pienso que para él ésta debía ser la mejor encarnación de unos auriculares rockeros. Los pads actúan sobre los bajos potenciándolos ligeramente y haciéndolos más definidos. ¿Os suena el tema?
La primera vez que probé los
Beats Studio3 Wireless me llevé una sorpresa. Resulta que tienen un “algo” del viejo sonido Grado! Menudo cambio con respecto a los antiguos Beats. Los drivers están pegados a las orejas como con los flats, con lo que no hay espacialidad, y todo gira en torno a la energía. Es verdad que los graves están potenciados, pero mucho menos que antes. Hay muchos auriculares audiófilos considerados bajistas con graves más subiditos. Y también han desplazado la curva de los graves más hacia el terreno del bombo-bajo. Hablando de distorsión, no hay color si comparamos con modelos de hace 4-5 años, por ejemplo. Ojo que no quiero decir que el perfil Beats ahora sea el de Grado, o que sean auriculares al mismo nivel. No es así. Pero son perfiles que tienen cosas en común. Y lo que es más importante, los Beats Studio3 son auriculares perfectamente disfrutables y para muchos aficionados son tremendamente más convenientes que otras alternativas. Especialmente por ser inalámbricos, cosa que como efecto secundario hace que no necesitemos tener en cuenta la amplificación. Esto también es algo que no puede ser despreciado y que tiene gran relevancia en el mercado de masas. Mi opinión es que Beats (Apple) tiene en sus manos uno de los auriculares de consumo mejor sintonizados para disfrutar la combinación Hip Hop-Electrónica-Pop-Rock, lo que unido a su habilidad para el marketing explica mejor su éxito actual en el mercado. Creo que la fase de vender auriculares sólo a través de famosos ya ha quedado atrás.
Yo creo que no, la cosa no ha empeorado, tengo auriculares planares de los 70 con unos perfiles de bajo "poderoso" llamativos. Y los Grado... todos tienen su V más o menos pronunciada. ¿Cuantos años llevan en el mercado los Beyerdynamic 770 y 990?
Lo que pasa es que muchos auriculares de marcas eminentemente de consumo con pretensiones, como los Beat, sacaron auriculares en V que además eran malos y sonaban mal y han tardado casi una década en ofrecer esa V con menos distorsión y más calidad. Este tipo de productos se venden por lo que representan, no por su sonido.
Coincido completamente con Torpedo que la búsqueda de este perfil de sonido no es nada reciente. Me acuerdo perfectamente de cuando era chaval, la mayoría de los padres de mis amigos tenían sus equipos setenteros con los diales bass y treble al máximo

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Si acaso podemos decir que todo esto se ha vuelto más sofisticado. Ahora podemos escuchar a cualquiera hablar de psicoacústica y curvas Fletcher–Munson
