Con él en los auriculares.
De entrada se aprecia mayor contundencia en la parte rítmica; la batería suena más corpulenta.
Las voces están más cercanas, especialmente se nota en LSD. Y la sensación de amplitud es mayor.
En la primera escucha la valoro como una gran aportación. Tal y como decía Dexon, la mezcla estéreo original ( no me gustan las mezclas en mono) ya sonaba bien; tengo el remaster de 2009 basado en la mezcla estéreo original y en esta del 50th se aprecia una mejora palpable.
De agradecer a Gilles Martín que haya mantenido el sonido sesentero ( no es como el LOVE que está actualizado) y esa atmósfera particular de este disco.
Un gran disco al que se le ha dado un "lavado de cara" en las mezclas para aprovechar al máximo las 700 horas en Abbey Road.