En el siglo XXI, con el advenimiento del iPod, el avance experimentado por el audio portátil es equiparable a la revolución industrial. Ya no es el tiempo de un Walkman de cassette, que quedaba a años luz del equipo doméstico. Como bien han apuntado antes, las diferencias entre audio portátil y estacionario se han acortado ostensiblemente. Por ejemplo, unos Shure SE846 y un iPhone o un LG V10 son una experiencia aural en sí y por sí, impensable allá por 1988 cuando servidor iba con su Walkman y unos auriculares Sanyo. En cambio no oigo diferencias tan dramáticas entre altavoces de 2016 y los Vieta que se compró mi padre en 1980 al módico precio de 250.000 pesetas (de aquellas). El audio doméstico dejó escapar la auténtica revolución (no la de los 24 bits, que es absurda): música multicanal (escuchar en 5.1 el Violator o el Automatic For The People es algo de otro mundo), pero eso es harina de otro costal...
Gracias a Steve Jobs, que nos recordó lo que nos gusta la música y posibilitó que la escucharamos decentemente a todas horas y en todas partes, el audio portátil vive una revolución, que no para.
En la portabilidad es donde está el negocio, (porque la gente para poco por casa, básicamente), no hay más que ver de dónde salen las cuentas de Apple, la empresa que ha declarado los mayores beneficios trimestrales en la historia de la Humanidad.
Al estar el negocio en la portabilidad la cantidad de recursos e I+D que se meten en portabilidad no se meten en audio estacionario.
Para muestra un botón sobre la evolución del audio portátil:
Corría el año 2006, y en una Convención de la AES, se convocó a muchos orejas de oro, y detractores de los iPod y se organizaron test ciegos entre un iPod, y muchos reproductores de CD de miles de dólares. El resultado, documentado en la biblioteca de la AES, fue que la mayoría de las veces los referidos puristas, tradicionalistas y goldenears i elegían el iPod !. Y eso que un iPod de 2007 es bastante peor que un iPhone de 2015.
Y una vez inmersos en el audio portátil, lo que tendrían que hacer los fabricantes de ladrillos chinos Fiio e iBasso es lo que hizo Meizu: poner teléfono al reproductor. Si no lo hacen, en pocos años darán sombra al botijo porque creo que el siguiente capítulo del audio portátil está a punto de empezar y los smartphones ni siquiera van a tener problemas de potencia (de calidad hace tiempo que no los tienen).
Si lo dice Dios por algo será: con el iPhone y no sé que amp/dac tengo lo mismo que con el AK380 pero con Mapas, teléfono y, bueno, el sonido es hasta mejor. Y el interfaz no digamos. ¿Qué ventaja tiene un ladrillo dedicado en la sobre-mesa? Yo no consigo ver ninguna ventaja, sólo desventajas: interfaz, tener que mantener dos aparatos cargados de música...
Celebro, empero, que se expendan ladrillos chinos para aquellos que los prefieren para mover orejeros. Yo creo que son dispositivos anacrónicos, cuya única ventaja real (potencia, lo demás es placebo duro y puro) será neutralizada in brevi tempore. Porque la pela es la pela, y todo es imposible hasta que se hace (y metiendo pelas siempre se consigue hacer lo que sea).
To each his own anyway.
PD. irónicamente, tanto en audio estacionario como en audio portátil, lo más importante de la cadena de reproducción es el software, o sea el archivo que escuchas. Y en eso, mira tú qué casualidades, Apple también va por libre con su loable Mastered for iTunes (Logrando que se oiga mejor un Mastered for iTunes en aac 256 que un HDtracks 96-24, cortado éste del mismo brickwalled master que el cd).
Para los que quieran salir del bar y leer a profesionales:
https://www.gearslutz.com/board/mastering-forum/781599-mastered-itunes-aes-2012-a.htmlEstoy gafado, al final, siempre tropiezo con Apple, que se junta con gentes como Tomlinson Holmann, Bob Ludwig, Bob Katz y, en general, con la gente profesional del audio (ingenieros de masterización) y de reconocido prestigio. Esa la gente a la que conviene leer, no a tenderos filántropos ni a foreros vehementes como yo, que más que respuestas sólo tenemos preguntas.
Cuando recuerdo las aportaciones de un par de Pablos Iglesias que frecuentaban el bar al que acudía antes, y pienso en un foro de profesionales como Gearslutz, no puedo evitar sonreir. Aquellos con su populismo, sofismo, falta de rigor, sistemática desatención a los detalles y un sempiterno sesgo narrativo, y éstos con una profundidad cognitiva y argumental del carajo de la vela. Es la diferencia entre escuchar en la barra de un bar o acudir a una buena Universidad.
Y esto no habría de perderse de vista: los foros son bares y están bien (unos bares son mejores que otros, empero), pero son bares; las bibliotecas son otra cosa, y han de visitarse si se aspira a tener un conocimiento medianamente riguroso de la materia que sea.