Yo creo que es más fácil entenderlo de la siguiente manera:
1/ Asumamos que la impedancia que declara el fabricante es un valor medio de su módulo, y que es comparable con la del resto de auriculares. Vale, la realidad es que la impedancia es un valor complejo, formado por módulo y fase, y que ambos varían con la frecuencia, pero en algo tenemos que simplificar para poder llegar a alguna conclusión práctica.
2/ Un amplificador no es una fuente de potencia infinita. Está limitado tanto por su tensión máxima como por la intensidad máxima que puede suministrar dependiendo de la impedancia de la carga (el auricular) y de factores internos de diseño.
3/ La potencia suministrada es el producto del voltaje por la intensidad.
4/ Supongamos dos auriculares con la misma sensibilidad por unidad de potencia, uno con impedancia baja (10 ohmios) y otro con impedancia alta (600 ohmios). Para que ambos funcionen a la misma presión sonora, en el primer caso el amplificador suministrará un voltaje bajo y una intensidad alta, mientras que en el segundo, será justo al revés, el voltaje deberá ser alto y la intensidad baja, tal como nos indica la ley de Ohm. Aquí es donde aparecen los problemas cuando conectamos un auricular de alta impedancia a un amplificador que es incapaz de dar voltajes altos, como suele ocurrir con los amplificadores de dispositivos portátiles, que sólo cuentan con la batería para alimentarse. Basta ver las cifras de potencia máxima de los DAPs en función de la impedancia (decrecientes con el aumento de ésta) para deducir que su voltaje máximo es reducido y, por tanto, inadecuados para auriculares de alta impedancia. De ahí que se lleven mal con este tipo de auriculares y que para dispositivos móviles, los fabricantes diseñen auriculares de baja impedancia.